
modificación de conducta desde una perspectiva comparada
¿Qué es la psicología comparada?
La psicología comparada es la rama de la psicología científica que se dedica al estudio de las regularidades y diferencias (comparativas) entre los diferentes procesos psicológicos básicos (cognitivos, emocionales y conductuales) presentes en las distintas especies animales, incluyendo al primate humano, dentro de un contexto evolutivo.
Mediante la aplicación de métodos experimentales y comparativos, esta área de la psicología científica indaga en cómo distintas especies animales aprenden, recuerdan, resuelven problemas y se adaptan a su entorno, examinando tanto las bases filogenéticas como ontogenéticas del comportamiento con el fin de formular principios universales que los expliquen de manera integral.
Los psicólogos comparados pueden dedicarse a la investigación experimental o la rama aplicada: bienestar animal, consultorías en comportamiento, entre otras.
¿Qué diferencias hay entre la psicología comparada y la etología?
En la actualidad, ambas disciplinas se complementan mutuamente, cada una enfocada en distintos aspectos del estudio del comportamiento animal.
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La etología surge en Europa y se enmarca dentro de la zoología, enfocándose en la base biológica del comportamiento animal, es decir, en los comportamientos instintivos.
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En contraste, la psicología comparada se origina en Norteamérica y se relaciona con la psicología científica. Se enfoca en los procesos psicológicos básicos (cognición, emoción y conducta) que se desarrollan a lo largo de la vida del individuo, pero siempre atendiendo a su trasfondo evolutivo.
Según Snowdon (1983), entre otros, la etología se ha centrado principalmente en la función evolutiva de la conducta en una especie; mientras que la psicología comparada hizo hincapié en la causas de la conducta en la ontogenia del animal.
¿Qué es la modificación de conducta?
La modificación de conducta es una disciplina científica aplicada que forma parte de las ciencias del comportamiento. Se enfoca en analizar, comprender y cambiar comportamientos mediante la aplicación de principios derivados del condicionamiento clásico y operante. Su objetivo es reducir conductas problemáticas y fomentar aquellas adaptativas, mejorando la calidad de vida del individuo y su entorno. En el caso del comportamiento animal, se utiliza para abordar problemas como el estrés, la ansiedad, la agresividad o la eliminación inadecuada, siempre desde un enfoque ético y basado en evidencia científica.
Mi área de especialización es la modificación de conducta desde una perspectiva comparada, ya que aplico dichas técnicas al comportamiento de los gatos y también al de sus tutores.
¿Por qué decidí formarme en psicología, y no en biología o en veterinaria?
Aunque el estudio del comportamiento animal (tanto desde la investigación básica como desde la rama aplicada) puede abordarse desde distintos niveles de análisis y distintas disciplinas científicas, considero que para trabajar con animales domésticos la formación que brinda la carrera de psicología es fundamental. A continuación, expongo las razones que sustentan esta afirmación:
En primer lugar, prevalece la concepción errónea de que la psicología se ocupa exclusivamente del estudio de los procesos cognitivos, emocionales y conductuales en los seres humanos. No obstante, estos procesos también se abordan en animales a lo largo de toda la formación académica en la carrera (hablamos de una carrera con un programa de grado basado en psicología científica). Además, la disciplina cuenta con una rama específica dedicada al estudio de dichos procesos en especies no humanas: la Psicología Comparada.
Por otro lado, como la mayoría de los perros y gatos domésticos cohabitan con seres humanos y otras especies en entornos diversos, los principios psicológicos individuales adquieren un papel central en la explicación de gran parte de sus comportamientos, distanciándose de los patrones instintivos que constituyen el principal objeto de estudio de la etología. Además, estos principios psicológicos básicos no solo influyen en el comportamiento de los animales, sino también en el de sus tutores. En este aspecto, un psicólogo cuenta con la formación y las herramientas necesarias para identificar y modificar estas dinámicas de manera efectiva, no solo en el aspecto conductual sino también en el emocional, que en la mayoría de los casos está más que involucrado.